Aarón Gutiérrez

La obra de Aarón Gutiérrez parte de la inmediatez, lo automático, lo algorítmico, la interconexión de la realidad, lo mediático, en resumen, de estos tiempos en los que el mundo está poblado de imágenes e información virtuales, en pantallas, e instantáneas que caducan una tras otra y en donde lo biológico, que no es la excepción, se involucra cada vez más en esa vertiginosa dinámica. Por lo tanto, para el artista la relación Vivo – Maquinario es una constante fusión en la que ambas partes se imitan y enriquecen. Él se cuestiona por el rumbo de dicha sinergia análoga – digital, pues esa combinación interactiva entre lo natural y lo construido, entre la vida y lo inerte genera entidades marginales que no son ni lo uno ni lo otro, sino "autómatas" como las llama.
Evidentemente lo orgánico y lo artificial le fascinan, ya que lo expresa en composiciones de ingeniosos mecanismos móviles y estructurados, tales como caparazones y organismos simples con extensiones robóticas. Se tratan de ensayos o simulaciones de cyborgs; seres vivos que pretenden mutar con la tecnología, así como inteligencias cibernéticas que tienden a evolucionar hacia lo vivo. La pregunta que se formula es qué tan capaces son de autodestruirse y aniquilar su entorno. Probablemente la respuesta esté en sus pinturas llenas de accidentes, errores y manifestaciones del inconsciente; lo primario, lo puro, lo previo, lo preliminar, lo inocente… esa sencilla mano infantil que describe complejos dibujos y sistemas. Al menos, lo que tiene claro es que tanto en la interfaz como en lo real nada es armónico, acaso repetitivo.
Adriana Cantoral