Alejandra Favela

La pintura de Alejandra Favela consiste en manifestar una realidad enfocada en algunos aspectos de lo cotidiano y lo problemático de la infancia, en ciertos duelos y recuerdos de las historias personales y sobre todo, en el espacio íntimo e inconsciente. La pintora nos adentra en hechos, aparentemente intrascendentes, que se palpan bajo el psicoanálisis y están cargados de simbolismos, como si estuvieran ocultos. No en balde se retrata a sí misma sobre el sillón del análisis. Sus obras se escapan del olvido y de las apariencias, a la vez que se alejan de la perfección fotográfica. Si bien, los referentes que toma son reales, también se atreve a suplir, de manera muy apegada, aquello que no conoce.
Alejandra juega con el carácter denotativo de la pintura, con los significantes y con los significados, traspasando el modo realista en que los representa. Para la creadora no es necesario reproducir exactamente la naturaleza de las cosas, por el contrario, le agrega bastante imaginación. Por ello, logra permear en la psique de los protagonistas y en la composición en general. No existe una literalidad en sus piezas, en todo caso la autora nos invita a reflexionar en las faltas y en los discursos de las personas de sus lienzos. Ella crea a los personajes con cierta conciencia, sin embargo, es nuestra tarea como espectadores estudiarlos, analizarlos, comprenderlos e interpretarlos. Sus imágenes nos atrapan en relatos subjetivos, en mundos internos, que a su vez fueron capturados en la mente de la artista.
A partir de lugares comunes, el presente, lo momentáneo y la materialidad, Alejandra plasma sus inquietudes más profundas. Cabe destacar que, emplea la luz de forma perpendicular, es decir, nunca directamente frente los objetos, sino más bien rodeándolos y describiendo sus distintos ángulos. En cuanto al uso del color, es fiel y nítido, pero añade texturas o sombras un tanto ficticias. Las proporciones anatómicas de sus personajes tienen un dejo de dramatismo, así como sus gestos, su disposición en el espacio y sus perspectivas. Al parecer, todos lo elementos están quietos en sus composiciones, salvo un tono o una expresión del rostro. La tranquilidad y apacibilidad de sus escenas nos invaden de una angustia silente.
En definitiva, Alejandra Favela observa el mundo como un campo fértil de interrupciones conscientes, de sensibilidades artísticas y de situaciones analizables bajo la mirada del psicoanálisis. Del mismo modo, cualquier suceso inconsciente puede tener su correlato artístico y su correspondencia con los pinceles y los óleos. La experiencia visual de sus cuadros es como la de una ventana abierta hecha para quien se decida a contemplar lo psíquico de los entes plasmados, más allá de lo detalles superfluos. Sus telas son pintadas con un deseo de penetrar en el alma lastimada de esos seres humanos.
Adriana Cantoral