Las abstracciones de Ana Concepción parten de la línea ilusoria de la vida, que en realidad se compone de altibajos tanto pasados como futuros, así como de un sinfín de mezclas de tiempos que se manifiestan en grises, ocres, tierras, blancos, azules, rojos, verdes y negros. De tal modo, a partir de la horizontalidad de sus ciudades describe luces, sombras, formas geométricas, aires urbanos y ambientes abstractos. En ocasiones la metrópolis se desvanece entre la bruma, mientras que en otras se mantiene en pie, no obstante el caos citadino. Especialmente en las rectas, esquinas y cuadraturas, bien acentuadas, que fungen como gestualidades en medio de maravillosas combinaciones libres y algunos gestos naturales como círculos o palabras.

Por otro lado, en sus paisajes se centra en las nubosidades, reflejos luminosos, texturas de la naturaleza y el carácter mismo de la pintura como materia expresiva. De hecho, maneja las manchas sin temor alguno, con dominio de la técnica e integrándolas fluidamente en la composición. De tal suerte, abstrae mares turquesas, cielos rosados, cascadas moradas, desiertos dorados y campos oscuros repletos de matices y variaciones coloridas. Incluye detalles góticos, grecas o elementos figurativos a veces. Sin duda, su arte nos resulta un alegre crucigrama de abstracciones puras y líricas, asimismo, una interesante conjunción de suaves pinceladas repletas de color, tonos, emociones y sentimientos.

Adriana Cantoral