Augusto Escorcia

El surrealismo mexicano ha sido encarnado, principalmente, por mujeres, no obstante, existen autores contemporáneos como Augusto Hernández Escorcia quien ha seguido de cerca el legado artístico de Leonora Carrington, Remedios Varo y Frida Kahlo entre otras. Por su parte, los lienzos del pintor son protagonizados por seres mágicos ligados a la naturaleza y a la fantasía. Personas aladas, zoomorfas, con colas de sirena, cuernos y antifaces conforman su universo. Llaman la atención sus posturas un tanto rígidas, casi totémicas, así como su paleta de colores muy cercana a los ocres, bermejos, azules y grises. En las piezas del creador podemos leer mitologías ancestrales y entrever arcanos milenarios que relatan historias sobre el origen y el fin de la existencia.

Náyades y tritones conviven armónicamente en cualquiera de los ámbitos del ser configurando así, una cosmogonía en torno a lo masculino y lo femenino. En los cuadros de Augusto, ellas conservan la vida, mientras que ellos perpetúan la fertilidad. El día y la noche también juegan un papel importante en sus composiciones, ya que se trata de una dualidad indestructible. La tierra, el agua y el viento son propicios para la formación de pequeños entes curiosos de su alrededor e ingenuos ante el fuego. Del mismo modo, la fauna y la vegetación enmarcan la psique de los protagonistas, a la vez que los dotan de cierto dinamismo. La estética de su trabajo se percibe tranquila y un tanto apacible.

Las fronteras entre lo animal y lo humano se desdibujan en sus telas. Hombres con cabezas de bestias y bestias con cuerpos de hombres se relacionan íntimamente en una realidad lejana y silenciosa. Los personajes no siempre nos miran de frente y a veces se nos presentan de perfil como si de imágenes del tarot se tratasen. Ángeles y demonios se confunden entre sí, al igual que el pecado y la beatitud o lo sagrado y lo profano. Por lo tanto, en el surrealismo de Augusto todo es posible; desde lo lógico hasta lo carente de sentido, desde lo consciente hasta lo subconsciente, y desde lo racional hasta lo subjetivo por medio de variadas metáforas visuales y recursos de la imaginación del artista.

En definitiva, en sus creaciones es posible rastrear influencias de María Izquierdo, Rodolfo Morales y demás exponentes oaxaqueños, Nahum Zenil, Julio Galán y otros de la neofiguración mexicana. Esta última escuela de pintura resalta y resuena entre sus pinceladas. Sin duda, Augusto materializa sus sueños, producidos en lo más recóndito de su inconsciente, en una especie de barajas de las que solo él conoce su razón de ser, sus significados, sus símbolos, sus secretos y sus verdades. Y por ello, nos las presenta como obras de arte con la única intención de ser bellas.

Adriana Cantoral