Brenda Vega
Published by Adriana Cantoral,
El expresionismo abstracto de Brenda Vega, BreVe, surge desde ese sufrimiento silencioso de su ser, padecido y vivido con discreción, pero expresado con suma fuerza creativa en el lienzo. De alguna manera, ese dolor físico se transforma en un estímulo y aliciente para pintar. El arte entonces, es su terapia, ya que la dota de un espíritu enérgico que se manifiesta en ilimitadas texturas, capas de pintura, trazos vigorosos, así como en una honestidad característica que se impregna en las telas. Su paleta también da cuenta de ello; turquesas, negros, amarillos, rojos, azules, blancos y más se estampan en el soporte como cuerpos arrojados a la libertad pictórica.
Esas densidades, esas velocidades, esos dinamismos y esas vibraciones coloridas forman abstracciones semi geométricas o retratan figuras que juegan en la composición. De tal manera, hay rastros de pop art, situaciones irónicas y algo de sarcasmo en sus obras. Por ejemplo, alusiones a caricaturas, personajes de películas, lugares icónicos, mascotas y frases que simplemente se disponen entre los fondos de colores. Cabe destacar que la rapidez de las pinceladas y de la espátula es una apresurada salida de toda su sensibilidad potencializada por su padecimiento. En ese sentido, la artista se aboca al cuadro, se aferra a lanzar sobre él luces, sombras, su fuerza femenina y su alma de mujer.
Nos identificamos con sus piezas porque también hemos atravesado por situaciones naturales de resiliencia, a la vez que hemos caminado por solitarias ciudades abstractas como las de sus creaciones. En ellas, la autora combina paisajes urbanos que se entrelazan, aparecen, desaparecen, se atiborran de edificios, al igual que inventan caminos, mundos imaginarios y escenarios ficticios. En general, en su trabajo proyecta una alegría por la vida, una algarabía existencial no obstante las dificultades y los problemas. Sin duda, Brenda se entrega con pasión a su Arte, pues hace del canvas su propia piel que transpira, se adapta, se renueva y se torna camaleónica, llena de tonalidades.
Adriana Cantoral




