Carlos Jasso
Published by Adriana Cantoral,
Carlos Jasso es un hacedor de caminos de luz. Blancos, claros y angostos senderos recorren sus lienzos de norte a sur y de este a oeste. El cruce de rumbos a veces es incierto, otras predecible, otras trunco y otras más continuo. De cualquier manera, el pintor se encarga de diseñar cuidadosamente las intersecciones de las estelas que marcan una fiesta de colores tras de sí. Por lo tanto, esta red de bifurcaciones rectas contienen y liberan, a la vez que acentúan, un ávido abstraccionismo, el cual se caracteriza por tonalidades encendidas, una estética auténtica, múltiples combinaciones cromáticas, al igual que texturas y movimientos de las distintas capas de pintura.
Asimismo, el influjo arquitectónico adquiere protagonismo en sus composiciones. De tal forma, se manifiesta en la tela el trazado de estructuras, espacios y vacíos que dotan al cuadro de un cierto neoplasticismo que, del mismo modo, nos recuerda a corrientes artísticas como el constructivismo y el funcionalismo. Sin embargo, en el fondo de las obras subyacen diferentes dinamismos coloridos que apuntan hacia todas direcciones. Es posible seguirlos con la mirada y disfrutarlos, literalmente entre líneas, hasta liberarlos, con la imaginación, de cualquier elemento que se les interponga. No cabe duda que las creaciones de Carlos Jasso combinan su gusto por la arquitectura y el interiorismo del siglo pasado junto con su pasión por el expresionismo y el lirismo pictóricos.
Precisamente, llama la atención el cómo realiza sus trabajos sobre lonas vinílicas. A la más pura usanza expresionista abstracta, es decir, con el soporte extendido en el suelo encima de un material reutilizado se aboca incontables horas para terminar sus grandes formatos. Hay que mencionar que incluye componentes visuales que armonizan en sus obras, por ejemplo, escurridos azules o amarillos, manchados oscuros, arrastrados de diversos acrílicos, salpicaduras aleatorias, a la par de íconos pop, ya sean personajes u objetos comunes y corrientes. Por ello, es innegable que los gestos que transmite con la pintura nacen de su ser emocional, puesto que nada de lo que plasma está premeditado.
Varias de sus piezas borran la barrera con el muralismo, debido a su tamaño. Al parecer, la amplitud en blanco le permite al autor desarrollar y expandir su talento creativo. Con la tela a sus pies, se proyecta con el cuerpo en cada trazo y esparcimiento de la pintura. Tiene una clara inclinación por los ángulos rectos que ponen en énfasis su viveza interna exteriorizada. Su arte impacta por esa fuerza expresiva, y casi obsesiva, que se afana en destacar el uso de la espátula gruesa, así como de su impronta. En definitiva, Carlos Jasso es un exponente contemporáneo del genuino arte norteamericano del siglo XX. En sus lienzos notamos influencias de Basquiat y Robert Rauschenberg, por nombrar algunos.
Adriana Cantoral




