Christa Klinckwort

Las abstracciones orgánicas de Christa Klinckwort se desapegan de cualquier apariencia real, acaso parten de ésta, pues se diluyen, desaparecen y se interrumpen dentro de la obra. De ese modo, la autora recrea imágenes independientes de vida vegetal, alteradas por su imaginación, que fungen como paisajes de dinámicos, lúdicos y oníricos claroscuros. Estrictamente hablando, sus lienzos no representan campos floridos, bosques densos, selvas coloridas, valles imponentes, prados de alta montaña o praderas desérticas, sino que penetran en lo profundo del alma más allá de la realidad natural a la que aluden. De alguna manera, su pintura libera lo visible, en su carácter empírico, ya que el estilo abstracto le permite hacer una introspección ilimitada, una suerte de disciplina mental, de las infinitas posibilidades de representación.
Por ende, esa realidad artística que plasma en sus cuadros con pinceladas expresionistas, líricas y gestuales, a la vez que escurrimientos y otros accidentes pictóricos obedece a composiciones de figuras abstractas, pasiones naturalistas; en constante transformación, relaciones subjetivas de formas y colores, contrastes de claridades y luminosidades con azules, grises, rojos y amarillos, así como inconmensurables valores espirituales. Cabe destacar que no hay nada fijo en sus piezas, por el contrario, dentro de ellas transitan intuiciones, preconcepciones, pensamientos, emociones y todo aquello que se aleje de lo ordinario. Podríamos decir que la pintura pura, por sí misma, se manifiesta en sus soportes con absoluta libertad. Entre sus trazos y creaciones vemos influencias de grandes artistas como Gabriel Macotela, Gilberto Aceves Navarro, Luis Argudín, Herlinda Sánchez Laurel, Santiago Rebolledo y Roger Von Gunten.
Para Christa, la imagen pictórica, al igual que la gráfica, fotográfica o plástica posee una significación intelectual que puede expresarse en ricas tonalidades, complejos ritmos, elementos matéricos, collages, recortes, ensambles, texturas de muros viejos, paredes descuidadas, maderas desgastadas, diversos metales o plásticos, materiales de desecho y varios objetos intervenidos como una vaca, para la edición urbana de cowparade, una silla en forma de mano de Friedeberg, una escultura de arte sacro contemporáneo o nada más ni nada menos que el grabado más extenso del mundo en una avenida pública. En definitiva, las palabras de Humberto Díaz Casanueva en "Algunas consideraciones sobre la pintura abstracta" resumen la propuesta de la creadora: "El pintor abstracto quiere introducir el tiempo en la tela como una cuarta dimensión, aunque no sea una real, sino más bien una intensidad sugerente o una interioridad cualitativa del espacio plástico."
https://www.cklinckwort.com/
Adriana Cantoral