Daniela Vargas

Divina psiquis, dulce mariposa invisible…
repartes tus dos alas de cristal,
tus dos alas divinas…
Rubén Darío
Las mariposas de Daniela Vargas nos remiten al término aristotélico de psique o alma, el cual significa en griego respiración o aliento y en el momento en el que éstas sobrevuelan los lienzos de la creadora, están en la búsqueda de su espíritu. Ella nos muestra, a través de elaborados fondos, a estos pequeños y coloridos seres volando en torno a un mismo suspiro, a un aletheia, etimología griega que quiere decir develamiento de una verdad. Por lo tanto, la artista nos descubre la esencia de estos entes. Sus papilionem nos hablan de su carácter efímero, veloz, pero a veces quieto, otras ligero e inconstante.
Asimismo, aluden a la transformación, a esa metamorfosis explícita e implícita, a ese proceso tan radical que va desde ser una apacible oruga herbívora, pasando por una crisálida inmóvil que destruye sus tejidos para dar pie a unos nuevos, hasta convertirse en un hermoso insecto que se alimenta de néctar. Sin duda, la autora plasma en sus obras ese vuelo mágico dirigido hacia la trascendencia, hacia el interior de uno mismo. Porque en el fondo todos deseamos la libertad que nos otorga la inmortalidad y ciertamente, las alas de las mariposas representan el ámbito místico que nos une con la deidad.
A propósito, el iluminado Al-Hallaj sostenía que "Había una mariposa que una noche descubrió la llama de una vela…y atraída por ella estuvo revoloteando a su alrededor hasta el amanecer…con las alas magulladas… les habló (a sus hermanas) de la cosa tan hermosa que había descubierto…Y a la noche siguiente…se lanzó (dentro de la luz) y se convirtió en lo que tanto amaba". Por ello, los papilionis, en los cuadros de Daniela Vargas, simbolizan también el anhelo de fundirse con lo divino, lo primigenio y lo verdadero. Inclusive, en algunas de sus telas se van desdibujando rítmicamente.
Si bien, a la pintora le interesa expresar la naturaleza renovadora de las mariposas. Se trata de su fragilidad y de su belleza que se hallan en un continuo crecimiento, al igual que el alma humana que aletea entre un cuerpo perecedero y uno espiritual. Éstas renacen constantemente en sus creaciones, llevadas por el aire de los pinceles que tocan la pintura, impulsadas por las pinceladas multicolores, levantadas por las distintas tonalidades y emprendiendo el vuelo de la imaginación. Daniela Vargas logra sensibilizarnos con la vida de esos sutiles personajes alados.
http://www.danielavw.com/
Adriana Cantoral