El surrealismo de Shelly Sarfati
Published by Adriana Cantoral,
Las historias se componen de movimientos narrativos, hilos conductores y conceptos. En la obra de Shelly abundan estas concepciones universales, pero a la vez subjetivas. Por ejemplo, un teléfono antiguo con su cable desordenado que señala la paradoja del razonar y actuar al mismo tiempo, o un viejo fonógrafo que emite espacios al azar para reflexionar en lo abstracto y práctico. Análogamente, una máquina de escribir anticuada que saca notas musicales y ellas nos remiten al ritmo y armonía de lo espontáneo.
Por otro lado, la artista persigue, de algún modo, rastros que van dejando los migrantes en su arduo andar. “El dejar todo atrás" es la metáfora de numerosos cambios trascendentales de la vida. El desprenderse de las raíces obsoletas no involucra necesariamente un proceso doloroso, mejor dicho, consiste en un dejamiento positivo hacia un estadio mejor. Cabe destacar que pensamientos y movimientos están bien distinguidos en sus creaciones, así como las realidades y ficciones. Aquellas dualidades surrealistas las despliega con una paleta inspirada en Remedios Varo.
Shelly se acerca a las definiciones de tiempo y movimiento asemejándolas a un afluente suave, pero inevitable, que al final desembocará en algo inesperado. Sus fondos se mueven y mezclan los colores a través de veladuras que parecen fundirse a veces con las formas. Lo sorpresivo y atemporal es representado en objetos puntuales, tales como una escalera sin directriz, de manera paciente e impaciente a la vez. Su realismo mágico nos lleva a trayectos no lineales, sin rumbos fijos. Su léxico pictórico arroja nociones y figuras muy ingeniosas de la realidad, pareciera que, los pinceles van contando teorías mágicas sobre los sueños, la esperanza, los deseos y el desapego.
La descontextualización de las cosas es un recurso plástico para transmitir que la aparente quietud de los artefactos puede trasladarse y reinterpretarse no obstante la evolución del ser. La propuesta de Shelly consiste en una invitación para irse a tiempo y regresar a tiempo de un sitio; mover el alma con la música del transcurrir infinito y asimismo, encontrar mensajes ocultos o poco evidentes en lo cotidiano.
De tal modo, las modificaciones del espíritu lo fortalecen y llenan de vida. En sus cuadros no hay tragedias, ni nostalgias por el pasado, al contrario, hay puro miramiento optimista hacia el futuro. Ya no se es lo que se fue, más bien, se es lo que será. La magia, según Shelly, difunde un tipo de luz especial que alumbra y predice lo que está por venir. Muestra su poder de transformación en impresiones inmateriales e intangibles.
Adriana Cantoral

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