Eva Solís
Published by Adriana Cantoral,
La obra de Eva Solís es una constante búsqueda de formas y conceptos. Es decir, una indagación de adecuaciones materiales basadas en nociones intelectuales. De ese modo, la artista formula composiciones que inviten a la reflexión y despierten la curiosidad del observador. Asimismo, la carga fantasiosa y desafiante está latente en cada una de sus piezas. Tal es el caso de sus pecados capitales, una serie al óleo que describe las distintas flaquezas humanas en relación con una esfera dorada. Ésta simboliza la pureza del carácter que, no obstante, se ve alterada por la interacción del hombre. Y así vemos en sus lienzos cómo la envidia es arrebato y obsesión, la avaricia es mezquindad y codicia, la gula es perdición y ambición, la ira es destrucción y violencia, la pereza es supresión y apatía, la lujuria es cegamiento y evasión y la soberbia es orgullo y vanidad. Cabe destacar que para la pintora estas debilidades se hallan muy alejadas de cualquier concepción religiosa, todo lo contrario, ya que solamente las personas, no un dogma de fe, tienen el libre albedrío, al igual que la capacidad de equivocarse y aprender de sus errores o bien, seguir repitiéndolos.
Por su parte, la figuración, un tanto surrealista, es el estilo necesario para que la autora exprese sus ideas. Por ejemplo, sus autorretratos, a veces iluminados, a veces oscuros, a veces claros y a veces confusos en los que apreciamos, de manera compleja y estética a la vez, su psique expuesta tal cual es. Sin depender de nada ni nadie. O también sus mujeres estilizadas y alargadas en medio de la negrura, con sus detalladas alas y rostros expresivos. Qué decir de sus impresionistas féminas por doquier y las dualidades de éstas, porque en parte son tierra y fuego y en otra, agua y aire. Sin duda, la feminidad permea y se infiltra en sus contornos y siluetas. Por último, en sus acuarelas se manifiestan diversas formas orgánicas, así como el efluvio de la naturaleza. Llama la atención la fuerte presencia del agua sobre el papel, la cual va deslavando los colores. Por ello, hojas, objetos, manos, animales y retratos se nos presentan inundados de expresión. Apenas con restos de pigmentos puros, como si hubiesen sido pintados únicamente con fluidos minerales y vegetales.
Por eso y más Eva Solís es una creadora honesta y atrevida que externa su inmanencia en cada dibujo, trazo, pincelada, manejo de la luz, de la sombra y en la selección de las tonalidades. De la misma forma, es una estudiosa de la técnica del óleo, puesto que explora sus efectos, sus combinaciones, sus componentes, sus aplicaciones, sus secados y sus procesos. Ese es el medio pictórico que funge como su lengua materna a la hora de hablarnos de su ideario, de platicarnos cómo se conforma y materializa su imaginario. Es innegable que ella conversa con nosotros a través de sus cuadros. Por lo tanto, su arte es una invitación para despertar nuestra más profunda imaginación.
Adriana Cantoral




