Fernanda Solana
Published by Adriana Cantoral,
El dibujo de Fernanda Solana obedece a curvaturas y redondeces sencillas. Por eso, el círculo es el eje de su estética. Claramente lo circular le permite transitar entre lo figurativo y lo abstracto, al igual que trazar tanto formas antropomorfas como ambientes de abstracciones. Sus trazos, además de seguir trayectorias curvadas, poseen algo de caricaturesco y juguetón, debido a la acentuación de sus contornos. Aún más, las siluetas curvas de sus personajes y objetos nos producen una sensación visual de plenitud, ya que su redondez encierra, de una u otra manera, su ser. Cabe destacar que ese carácter curvo de sus composiciones no pretende geometrizar las obras, al contrario, se trata de un simple punto de partida para humanizar y vivificar la tela.
Entre sus temas destacan sus famosas vírgenes, ya sean de Guadalupe, de Fátima, de la Medalla Milagrosa, del Carmen, del Rosario, de Ainhoa, así como algunos santos, ángeles y arcángeles. Para la pintora, ellas representan la máxima expresión de paz, confianza, apoyo, consuelo, protección y cuidado, en resumen, el amor incondicional que una madre puede brindarle a un hijo. Llama la atención que éstas carecen de rostro y se hayan ataviadas con múltiples colores. Quizás la artista no añade rasgos definidos en sus caras para destacar su sello personal, a la vez que darle más peso a esa singular alegría que permea en los fondos de sus cuadros. Asimismo, la pluralidad de colorido y elementos visuales que las rodean nos transmiten felicidad pura.
Por otro lado, están sus piezas abstractas las cuales se distinguen por la soltura de sus pinceladas, brochazos y el relajado manejo de la espátula. La creadora busca la libertad artística por entre su cuerpo, su brazo, su mano y la pintura sobre el lienzo. Esa búsqueda libre y expresiva la lleva primero a plantearse una paleta, después a ponerse a crear, mientras canta o baila, y finalmente encontrarse a sí misma pintando sin parar. Fernanda no sigue un orden específico durante su proceso pictórico, pues se deja llevar por las manifestaciones de sus emociones y sentimientos. Por lo tanto, en sus abstracciones podemos observar segmentos más o menos rectos y lúdicos que se empalman entre sí y se sobreponen los unos con los otros.
Su gama cromática consiste en neutros, azules, ocres y rojos principalmente. Sus abstractos indagan las capas de colores, sus interacciones, sus combinaciones, sus contrastes, sus integraciones, sus profundidades, sus luces, sus sombras, las texturas, los relieves, la horizontalidad de la atmósfera, la verticalidad de las figuras y, sobre todo, el sentir y palpar la pintura una y otra vez. No cabe duda que su arte nos contagia de un gozo, un regocijo y un júbilo en torno a lo sagrado y lo profano, en relación a lo espiritual y lo abstraído y también, respecto de lo intangible y lo mundano. La autora nos abre dos puertas para acceder a ello, la de la figuración y la de la abstracción.
Adriana Cantoral




