Guille Costa

El Pop Art, como movimiento artístico, surgió en los años sesenta en E.U.A e Inglaterra principalmente. Se definió como una manifestación cultural que reflejaba un fuerte estado de ánimo en contraposición con las vanguardias de la primera mitad del siglo XX. El Pop Art hablaba de los cambios de la vida sociales, la multitud de información en los medios de comunicación, las estrellas de la música y del cine, así como el consumismo propios de la época. De algún modo, vinculaba al público común y al arte. Esta corriente artística se nutrió del cubismo, dadaísmo y surrealismo. En el caso de Guille Costa, retoma ese bagaje cultural contextualizándolo en el siglo XXI.
La artista está influenciada por una parte figurativa del Pop Art y por otra abstracta del expresionismo norteamericano. Combina aspectos de ambos estilos expresivos, dándole como resultado una versatilidad desde el inicio de su carrera. Cabe destacar que los factores que desencadenaron esas escuelas son un tanto particulares, puesto que obedecen a etapas urbanas e industriales. Los temas de la pintora aluden más bien a la naturaleza y a las personas, sin dejar de lado a íconos musicales y personalidades de la historia del arte. Sus retratos están cargados de colorido y saturación para darles a los personajes un efecto contrastante con la realidad.
Existe también en su trabajo, un influjo del collage y de la gráfica de la segunda mitad del siglo pasado. Asimismo, del cartel, del póster, del cómic y de las estampas publicitarios en los que la imagen se representaba un tanto distorsionada, burda, pero sin perder su referencia con lo real. Guille Costa se inspira en la paleta de Paolozzi y Donaldson, así como en la estética de Caulfield. En sus obras hay una evocación a la cultura de masas dada su simplicidad de elementos y la sencillez de sus composiciones. Sin embargo, la autora no pretende conciliar los intereses y gustos del pueblo con la alta cultura tradicional, sino que mezcla patrones compositivos del pop con el arte posmoderno.
La variedad e intensidad de colores de las piezas de Guille Costa llaman la atención. La ironía y crítica social que alguna vez postuló el Arte Pop no tienen lugar en sus cuadros. Todo lo contrario, sus escenas van más allá de lo superficial para adentrarse en la sensibilidad del espectador. Es interesante que ella transite entre lo Pop y lo expresivo abstracto, en un carácter de conciliación, puesto que hace casi sesenta años estos movimientos artísticos coexistían, pero se excluían mutuamente. El primero era accesible para cualquiera, mientras que el segundo requería de un mayor esfuerzo especulativo para descifrar su significado.
Adriana Cantoral