Jacinto González Gasque
Published by Adriana Cantoral,
El trabajo de Jacinto González ha evolucionado desde la caricatura mexicana que refleja los horrores del alcoholismo, la exageración de los rostros y la decadencia de la amargura, pasando por ataduras y entramados diversos hasta llegar a composiciones que solo tienen sentido en la imaginación y retratos figurativos inspirados en fotografías y personajes famosos. Se trata de un artista que en poco tiempo ha logrado temáticas muy dispares entre sí.
Sus primeros personajes tienen histrionismo de sobra en la cara y en las manos. De entrada expresan fealdad y locura, pero en el fondo viven en el humor negro, en el ámbito de la ironía y el sarcasmo. Después comienzan las tensiones entre los nudos, no siempre conectados entre sí, que pugnan por desenredarse, pero se hallan congestionados y condenados a permanecer unidos. La saturación de éstos consiste en que están ligados de manera perfecta y sus extremos imperfectos buscan la perfección por lo que se vuelven a embrollar infinitamente. Inclusive, la fuerza de cohesión entre los lazos los anuda una y otra vez, son un mecanismo constante. La riqueza de elementos ficticios en sus obras plasman estructuras que obedecen a una lógica subjetiva, pero precisa.
Jacinto cuenta muchas historias a través de sus cuadros. El influjo impresionista, de Orozco y Siqueiros queda manifiesto en su espátula aplastante y vigorosa, su colorido y trazado poderosos y sus materiales y texturas exuberantes. Amarillos, rojos y azules imprimen poderosamente escenas de toda índole. El pintor aborda tanto el júbilo y el gozo por la vida como la pena y el sufrimiento.
El uso de figuras geométricas responde a una parte infantil que perdura en el tiempo. La algarabía de representaciones simétricas e iluminadas nos remontan a la ternura y la inocencia de la niñez. Esta característica pictórica la hereda su hijo, el también pintor conocido artísticamente como Jasso. Las remembranzas de los primeros años de vida sin angustias, ni preocupaciones, ni aflicciones.
Las espirales y los tubos son otros de sus recursos que significan el peso de la intimidad y de la introspección personal. Hay sentimientos y emociones en el trabajo de Jacinto en armonía con su paleta masculina. Su quehacer artístico lo dota de sobra de energía creadora en el lienzo que fecunda componentes únicos y distintivos de su estilo. Las maquinarias tipifican esta fertilidad de su labor en producción de formas y objetos genuinos.
La materialización de lo que pinta se observa en los relieves sobre la tela. Jacinto González potencia las tonalidades para entregarnos el esplendor de lo pintado. Su obra nos invita a desatar y desentrañar hasta lo más profundo del ser.
Adriana Cantoral

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