Janus Cortés
Published by Adriana Cantoral,
Janus Cortés
Inspirado en el alborotado, fuerte e infinito trazo de Siqueiros, Janus Cortés dibuja manos con características antropomorfas que parecen cobrar vida propia y relacionarse entre sí en un interesante expresionismo. En ese sentido, sus proyecciones figurativas tienen tanta energía vital como distintos cuerpos en movimiento. Sin duda, la influencia del grandioso muralista está presente en varias de sus obras. En ocasiones éstas son más abstractas, en otras más figurativas, pero siempre conservan ese ímpetu de componerse por medio de la pintura y de crearse a través de las pinceladas. De ese modo, las formas orgánicas, los arrebatos de materia, los contrastes de color, las zonas muy densas y los espacios abiertos conviven en los cuadros del joven pintor.
Asimismo, en sus creaciones destacan el estudio de la figura humana, la combinación de la luz y la sombra, así como la exploración constante en la espesura del óleo. Sus temas abarcan desde reinterpretaciones de piezas clásicas hasta abstracciones expresivas, sin dejar de lado múltiples referencias prehispánicas. A veces, sus personajes forman parte de una misma corporalidad compartida, mientras que en otras se distinguen bien los unos de los otros. De esa manera, animales sagrados, guerreros míticos, escenarios surrealistas, plantas de poder, deidades mesoamericanas, visiones metafísicas, alusiones diversas, paisajes cubistas y lugares pictóricos de misteriosas deformidades conforman su prolífico campo creativo.
Aunado a su fascinación por el trazado de Siqueiros, los enredos visuales, la construcción de los elementos, el ensamble de las imágenes, el collage, lo mecánico, los fragmentos, los símbolos personales, las metáforas de los objetos, los retratos, lo amorfo, lo geométrico, la complejidad de las tramas, el poder de los delineados, la variedad de los tonos y la experimentación con las siluetas, el artista nos induce en su ideario gráfico experimental en el que la línea se va simplificando cada vez más, no obstante, adquiere abundantes texturas, relieves, ritmos, direcciones, pesos y trayectorias, ya sea como protagonista o en compañía de otras. Incluso, sus lineados nos recuerdan a ciertos estilos modernistas y, ciertamente, su configuración da pie a una maravillosa conjunción entre el diseño y lo plástico, a un excepcional expresionismo minimalista.
En definitiva, los detalles, lo desintegrado y reintegrado, las uniones lineales, la astrología de Tamayo, los sueños del Bosco, las visiones de Dalí, las impresiones de Klimt, los recuerdos del lejano oriente, los asomos del Renacimiento, las pesadillas de Bacon, la música de Kandinsky, los juegos de Miró, las evocaciones del modernismo europeo o mexicano, las iconografías del cine, el mundo de la ilustración, los paradigmas publicitarios, los seres místicos, la exacerbación del gesto, el esmero al trazar y un sinfín de atributos compositivos se van hilando en un magnífico imaginario esotérico, lleno de significados, historias y relatos.
Adriana Cantoral





