"Naturales" nos muestra la tranquilidad del espíritu libre personificado tanto en la parte animal como en la vegetal. Juan Carlos Navarro pretende retratar la complejidad del ser y la fuerza del acto de vivir en cada rama, hoja y fruto, pero sobre todo en el despertar espiritual que es paulatino y echa sus raíces en la mente... este despertar se nutre de pensamientos, sentimientos, nociones y conceptos plenos. Existe espontaneidad en los personajes, ya que sus follajes dispares siguen rumbos aleatorios, sin embargo, sus cuerpos humanos los comprometen a interiorizar y meditar hacia dónde se dirige su alma. Asimismo, gozan de abundancia y bienestar, emanan luz y están en paz consigo mismos, y de tal modo, conviven con otros seres diferentes unificándose en un solo individuo. En un espléndido y completo árbol de la vida dinámico.

En "Imagen Sonora Cinética" el pintor alude al imaginario del Jazz de las legendarias ciudades norteamericanas. Al parecer, la serie fue pintada al ritmo del saxofón, el piano, las percusiones y demás instrumentos de aliento y cuerdas. Juan Carlos Navarro nos introduce en las atmósferas improvisadas y alteradas que produce la síncopa musical con singular dominio de la perspectiva y de las dimensiones representadas. Sin duda, hay una desesperación, un apresuramiento y una búsqueda por la ubicuidad y simultaneidad en los primeros jazzistas del siglo pasado y esas mismas cualidades se reflejan en los trazos del autor… como si quisiera interpretar la pieza musical y pictórica a la vez fusionándolas.