Manuel Miguel y lo oculto del lenguaje
Published by Adriana Cantoral,
En “El principio del lenguaje", “Colibríes", “Flores de mayo" y “Sentimientos encontrados", entre otras series, vemos una característica del trabajo de Manuel Miguel que es la plasticidad entre fondo y objeto, ya que prácticamente pueden despegarse el uno del otro. Este desdoblamiento de la figura con el trasfondo simboliza encuentro y desencuentro de emociones, sonido y silencio, movimiento y quietud, así como luz y oscuridad.
Hay una intención escultórica muy latente en su trabajo. De tal suerte, que plasma el lenguaje pictórico como un idioma absoluto, comprensible a cualquiera; la pura expresión del pensamiento sin límites. El lenguaje es una realidad tan palpable que posee diversas formas, texturas y colores. No existe una sola manera de entenderlo ni un único camino para entablar una conversación aunque la lingüística moderna haya establecido convencionalismos para los lenguajes humanos. Cabe destacar que con ingenio estructural y talento creativo, Manuel logra retratar un rasgo humano fundamental; el acto de platicar.
La charla, en su carácter informal se cimenta en un significante y un significado particulares, en la conexión de los mismos y en el sistema de imágenes que ésta arroja. El pintor lo representa con redes blancas enmarañadas sobre sus personajes. Cada conversación, es subjetiva por lo que los colibríes y las flores demuestran que las palabras no son la consecuencia del lenguaje, sino las imágenes. Aves y plantas describen procesos gráficos y plásticos de interacción que conllevan a reflexiones más profundas…el ser dentro de otro ser, el habitar con sustancias materiales e inmateriales en otro y el involucrarse con otro.
Manuel nos relata historias de apego y desapego, de unión y ruptura y de involucramiento y deslindamiento. Sus grafías de pintura expresan los tormentos y consuelos del ente. Un colibrí que vuela con angustia y música acelerada para diseminar semillas, o una flor que está cansada de estar abierta a la vida sin obtener nada a cambio. Aún más, dos personas que no tienen claro lo que sienten la una por la otra y reinterpretan constantemente sus sentires sin obtener una respuesta satisfactoria.
Hay excitación, hay estremecimiento en sus trazos blancos y claros, en contraste con los fondos, las figuras a veces lucen confundidas y no bien delimitadas por los momentos acongojantes por los que atraviesan. Las miradas desesperadas de sus personajes, al igual que sus cabellos desordenados y sus brazos inmóviles nos transmiten estados de ánimo que no cualquier artista es capaz de mostrar. Se necesita mucho valor y coraje para trabajar lo oculto y encubierto del lenguaje.
Adriana Cantoral

Agaves

Acuática

El principio del lenguaje

Colibrí