María Caib
Published by Adriana Cantoral,
La obra de María Caib está marcada por un academicismo puro, ya que ha tenido la oportunidad de situarse frente a frente con piezas maestras de museo para reinterpretarlas, estudiarlas a conciencia, analizar sus colores, así como conocer sus técnicas y estilos. Por otro lado, su arte también está influido por un expresionismo tardío y la figuración del área de la bahía. De tal modo, la artista combina en sus cuadros el ejercicio y la disciplina del dibujo, la investigación y experimentación de la teoría del círculo cromático, el juego de perspectivas, la selección de escuelas y movimientos artísticos, pero sobre todo, la representación sincera y auténtica de sus experiencias cotidianas, tal cual su imaginario joven.
Llama la atención que sus brazos o piernas se introducen en el papel, su soporte, de manera lúdica, y se extienden a sus anchas. O quizás, son las mismas obras las que originan su realidad y juegan con su percepción. De cualquier forma, María disfruta de esas conexiones y continuidades entre sus creaciones y el mundo real. Esos correlatos se colorean de paletas con múltiples azules, verdes, marrones, ocres y rosados. Aunque sus tonalidades son más bien oscuras, en sus composiciones se perciben ambientes un tanto ingenuos, francos, sencillos, tiernos y candorosos. Sin duda, la pintora plasma objetos comunes como mesas, sillas, camas, habitaciones y pisos, desde diversos puntos de vista, atravesados o intervenidos por su presencia.
Por lo tanto, de sus obras se desprenden cuentos o fábulas del día a día, con ecos de la infancia, por ejemplo, el abrazo maternal que envuelve al hijo hasta fusionarse con él, o el apapacho a la hora de dormir. Asimismo, en sus piezas se manifiesta la apropiación infantil de los espacios de la casa; el habitar los pasillos, subir y bajar escaleras, recorrer muros, entrar y salir de la cocina, ir al baño, estar en las recámaras, visitar la sala, jugar en los patios, etcétera. Al parecer ese entorno doméstico, de niño pequeño, es la materia prima de su producción y al igual que los artistas de San Francisco, California de los 50 y 60 mezcla algo de neoimpresionismo, realismo, abstraccionismo y figurativismo dando como resultado agradables y juguetonas escenas del hogar.
Como una niña, María nos lleva de la mano por los territorios que habita su imaginación.
Adriana Cantoral




