Marian de la Serna

La luz con la que fluyen los acrílicos de Marian de la Serna es fresca y húmeda, asimismo, en lo traslúcido y vidrioso de sus formas orgánicas podemos apreciar alusiones florales, frutales, de hojas, tallos, follajes, así como de fascinantes paisajes acuáticos. Llama la atención el dinamismo de sus trazos, pues es medianamente suave, extendido, pero sumamente armónico. Su paleta de colores resulta relativamente mesurada, no obstante, suficientemente vivaz. Igual sus composiciones, suelen estar en la justa medida de las proporciones, luces y sombras, sin embargo, poseen una disposición muy agradable a la vista. Aún más, la discreta sensualidad de sus contornos y siluetas es de sobra cautivadora. Sin duda, por medio de un proceso dibujístico, la artista encuentra en cada rasgo de la naturaleza un motivo de belleza.

Por otro lado, en el óleo la pintora se muestra más gestual, ya que aprovecha la densidad y plasticidad características del medio aceitoso para atreverse a trazar abstracciones con entera libertad. Inclusive añade frases y otros materiales para enriquecer la textura de la obra. Se deja guiar por el gesto y el trazado inconscientes que se manifiestan en forma de líneas, repeticiones y figuras naturales. Realmente se adentra en el soporte dejándose fluir por su psique. Sus tonalidades se tornan tanto neutrales o frías como otoñales. Dentro de su imaginario abstracto sobresalen desde vistas de ciudades, panoramas campiranos hasta marcas, rayas, signos y grafías personales.

Por lo tanto, su pintura se sitúa entre la abstracción, el dibujo y la figuración, puesto que de modo intuitivo se inclina por uno u otro. De tal suerte, en sus piezas observamos tanto esmeradas y detalladas pinceladas que describen con delicadeza un objeto realista o una composición clásica, a la par de sustanciosos relieves de materia en los que la autora goza de acentuar lo abstraído hasta llegar a sus entrañas, dejarse llevar por lo lírico o lo geométrico, arriesgarse ante la ausencia de lo figurativo, soltarse en el color, llenarlo de volumen, perderse en las capas de la espátula y exaltar la sustancia pintada. En cualquier caso, sus lienzos nos mueven toda clase de emociones y sensaciones a través de diversos experimentos, estilos y técnicas en donde los matices, las combinaciones, los contrastes, la riqueza tonal, el expresionismo y el alma humana se hacen más que presentes.

Adriana Cantoral