Mónica Fernández. La belleza como apariencia.

El arte de Mónica Fernández evoca a cierta iconografía fantástica del Art Nouveau. En dicha corriente artística, las cabelleras femeninas son generalmente orgánicas, inclusive se fusionan con flores, frutas, plantas, aves e insectos pequeños. Por su lado, Gustav Klimt en diversas obras asocia el cabello de la mujer con motivos primaverales, de abundancia y de fertilidad. Para la artista, quien retoma las influencias antes mencionadas, éste se convierte en naturaleza y en fuente de vida ascendente. Asimismo, abreva la concepción persistente a lo largo de la historia del arte de que la melena de una dama simboliza su energía y poderío sexual, a la vez que su atractivo erótico y sensual.
Las mujeres de Mónica Fernández, ataviadas con naturaleza, nos refieren a los mitos clásicos de diosas, tales como Démeter, Perséfone y algunas ninfas. Si bien, la creadora se centra en un discurso femenino sobre cómo la belleza exterior en su esplendor funge como protección y obstáculo hacia lo interior. Es decir, el recurso de lo bello para desviar la atención en aquello escondido y silencioso que no se dice detrás de los rostros, pero que se sufre por dentro. Las cualidades superficiales como la vestimenta y los adornos nos distraen de sus miradas melancólicas. Las mujeres de esos cuadros, atentas y posando, nos transmiten que más allá de ser entes bellos y con roles de género rígidos, son seres muy sensibles y frágiles.
Por otro lado, la presencia de atributos naturales y de otra índole en su trabajo significan una infinitud de detalles dinámicos en el diario transcurrir de la vida. Para Mónica Fernández los acontecimientos emocionales y los sucesos sentimentales se entrelazan como tallos vegetales y follajes de árboles. Las mujeres de sus telas atraviesan momentos y situaciones complejos en los que recurren a la fuerza expresiva de la feminidad, por ejemplo, mariposas, florecimientos multicolores y atuendos con los mismos rasgos. La mujer como eje central de su producción artística nos habla de una propuesta clara y contundente para el espectador. El ser femenino en su vasta definición y existencia, puede palparse y sentirse en cada uno de sus lienzos.
El cuidado de la línea y del trazo son fundamentales para Mónica Fernández, como también lo son la apertura cromática de la paleta y los elaborados ornamentos. Las mujeres jóvenes que retrata, a veces idénticas o gemelas, encarnan esa dualidad femenina de fecundidad y fragilidad, así como de creatividad y sensibilidad. Sin duda, su estilo (muy original en estas latitudes) está influido por la escuela italiana de pintura contemporánea principalmente. Al observar los ojos de esas mujeres podemos entender los relatos y las verdades que guardan con sigilo, al igual que sus temores, angustias y obsesiones…pero al final vemos la hermosura de su alma.
http://www.monicafernandez.com.mx/biografia.html
Adriana Cantoral