Natalia Malpica
Published by Adriana Cantoral,
La pintura de Natalia Malpica nos remite a la modernidad
de Rubén Darío y al impresionismo de Joaquín Sorolla. Respecto del pintor,
Alberto Acereda de la Universidad Estatal de Arizona afirma que éste comulgaba
con la idiosincrasia de la burguesía de aquella época que interpretaba a la
playa como un lugar agradable y de esparcimiento. Según este autor, la obra del
poeta reflexionaba, más bien, sobre el paisaje marino de una forma metafísica y
existencial. El caso de la pintora parece inclinarse por el ambiente lúdico y
plácido de la arena y del agua, sin dejar de lado la tranquila nostalgia que
llega a la costa en pequeñas olas. La creadora se identifica con el trabajo del
valenciano que representaba el espacio del mar como un sitio colmado de
luminosidad, radiante, estético, en armonía y sin pesadumbre.
Para el nicaragüense, la mar simbolizaba la indagación en
torno a la condición humana, es decir, el cuestionarse a cerca del misterio de
la existencia. Natalia Malpica, por momentos, interioriza en los azules y los
blancos del océano, llevándonos a escenarios de soledad y de reflexión
absolutas. Nos comparte su búsqueda por lo eterno y lo universal entre el
colorido selecto de sus pinceles. Su arte, no obstante, es festivo y de goce,
en especial por los tonos fríos. Algunos maestros que han influido en sus telas
son: Cecilio Plá, Claude Monet, Joaquín Sorolla, Joaquín Clausell, entre otros.
Curiosamente, ella retrata parajes alejados del bullicio y de la concurrencia
de personas. Sus lienzos nos hablan de la quietud y de la sencillez de los
elementos que integran la composición.
El papel que Natalia Malpica le da a la luz es
privilegiado. Con esmero, detalla las sombras y las luces de sus figuras. El
uso de la espátula es medido, pero con fuerza expresiva. Sabe cómo saturar los
matices, aclararlos o acentuarlos según sea el caso. Cuidadosamente elige las
tonalidades de cian, añil, prusia, ultramarino, al igual que de morado,
violeta, lila y rosa, así como zinc y titanio. Su estilo se sitúa entre lo
figurativo y lo impresionista conservando siempre una línea de temas introspectivos
de contemplación y sin mayores distractores pictóricos. Lo suyo es captar, con
la agilidad de los trazos, el silencio contenido de sus emociones.
Las piezas de Natalia Malpica están inspiradas en su
imaginación, no se tratan de escenas copiadas, sino que sus cuadros nos
muestran su facultad inventiva. Cabe destacar que además de lo marítimo, pinta
también flores, personajes femeninos y abstracciones con una espontaneidad muy
pura. La naturaleza de los pétalos y de las hojas es libre. Asimismo, la
atmósfera floral es vibrante gracias a la paleta bien estudiada. En resumen, la
intención de la autora, a la hora de pintar, es la de transmitirnos paz,
serenidad, un agudo sentido del gusto por los mínimos detalles de la vida y,
desde una visión muy femenina, completa y con influjo de la pincelada
impresionista, el placer de sentir la alegría en todas sus manifestaciones. Celebración
del color en plenitud.
Adriana Cantoral




