Nidia González


Kbza De Res de Nidia González (Invitación al Yo)
Un cambio masivo del individuo al colectivo

Según Gustave Le Bon, (quien retoma varios de los conceptos descritos por Sighele) el alma de la multitud reúne tres características; la despersonalización, la cual borra la personalidad consciente, la enajenación que se manifiesta cuando todos los pensamientos y acciones de la masa se dirigen hacia un solo lado y por último, la imitación de la muchedumbre. El alma de la multitud no es necesariamente su esencia, puesto que se conforma por estados psicológicos fluctuantes. Inclusive, por esa condición de inestabilidad de las masas, Nidia González con su proyecto Kbza De Res propone una reconexión con el yo interno. La artista describe, a través de sus obras, un encuentro con la inmanencia del ser. Para ello, nos induce a la acción inquisitiva y a la indagación inagotable sobre quienes somos.
En sus cuadros hay personajes aparentemente irracionales, como ganado común y corriente, no obstante, se tratan de entidades con una connotación propositiva y alentadora. Es decir, ese aspecto vacuno nos habla de una cabeza de res que está descontextualizada de la masa, fuera de ella y emancipada. A pesar de situarse al margen de la muchedumbre, no logra romper con el sistema por completo y es ahí donde Nidia González insiste en reformularnos ese proceso de vida que nos tiene atrapados. Su Arte está hecho para reflexionar a fondo, para preguntarnos sobre el sentido de la existencia. Cabe destacar que la creadora estudió a consciencia el comportamiento humano posmoderno, las doctrinas antropológicas y sociológicas de varios autores rusos y demás representantes de las teorías psicosociales europeas como Le Bon, Freud, entre otros.
La pintora, por medio de composiciones sencillas, nos enseña el paradójico estado psíquico en el que se halla la sociedad, de la cual formamos parte. Atributos como la inconsciencia, el borramiento de la individualidad, la sugestionabilidad, la supresión de la voluntad y la pérdida de la libertad singular quedan plasmados en sus telas. Ella retrata, con una paleta armónica y un dibujo cuidado, a entes que se liberaron de ser simples autómatas regidos por ideas – imágenes y que comienzan a hacer un esfuerzo intelectual significativo. Las reses de Nidia González poseen ciertos juicios críticos, distinguen lo verdadero de lo falso y se guían por creencias menos banales que el resto. Luchan por no limitarse a repetir una y otra vez el ciclo de manipulación. La idea que permea en su trabajo es que la persona puede devenir en masa, más no al revés.
Por lo tanto, la introspección de raíz y el desapego paulatino de la multitud quedan acentuados en las tres fases del trabajo de Nidia González. El primer estadio se refiere a los íconos y estereotipos sociales, el segundo a la invitación al cambio de la consciencia personal y el tercero al despertar de la curiosidad natural que todos tenemos por el conocimiento y los símbolos universales. Sus piezas nos persuaden a la búsqueda armónica, y en conjunto, del cuerpo, la mente, el yo y las emociones. En su discurso artístico resalta la relevancia de ese YO tan devaluado y menospreciado en la dinámica social contemporánea. Su trabajo nos deja claro que es posible reencontrarnos con nuestra individualidad pura siguiendo el camino de la consciencia.
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Adriana Cantoral