Norah Zúñiga
Published by Adriana Cantoral,
Las creaciones de Norah Zúñiga relatan transmutaciones, procesos de libertad, transformaciones profundas y cambios radicales, asimismo, flores con alteraciones o modificaciones. Los sucesos plásticos que se desencadenan en sus telas son meras travesías de colores, texturas y combinaciones. Se tratan de acontecimientos cromáticos marcados por diversas tonalidades, luces y sombras. Son momentos de intensidad, reflexión, remembranza y expresión. Por ello, sus flores se rebelan a permanecer siempre iguales, estáticas y como faltas de vida, todo lo contrario, se nos muestran en su esplendor, extrovertidas y con la máxima apertura hacia nuevas formas de ser.
Paisajes también son sus obras, representaciones de lugares lejanos, de distantes escenarios y remotas escenas. Norah guarda en su memoria las características de los suelos, las vegetaciones, los cielos y las disposiciones de la luminosidad para después plasmarlas en los lienzos. Lo mismo en abstracciones que en figuraciones, aunque en el lenguaje abstracto encuentra más herramientas visuales para transmitirnos su vasta sensibilidad artística. A veces viaja por los rojos y naranjas sin detenerse, otras por los grises o marinos haciendo escala en los blancos y negros. Sus itinerarios son abiertos, puesto que si es necesario regresa al punto de partida una y otra vez.
Sus estancias entre México y España le han permitido conocer de cerca las diferentes paletas y gamas, ya que en cada latitud se inspira con los tonos regionales. De ese modo, transita entre composiciones impecables, poseedoras de elementos muy femeninos; pulcros, relucientes, cuidados y de exquisito gusto, hasta llegar a descomposiciones abstractas en las que la desestructuración es lo primordial, así como el gesto, el relieve, el volumen, la superposición de capas y estratos de color, entre otros recursos visuales. De tal manera, en sus piezas la artista mezcla distintas regiones, tanto mundanas como espirituales, sin dejar de lado, por supuesto, la manifestación pictórica de su embelesamiento por la naturaleza y sus floridos frutos.
Las marcas de las espátulas, las brochas y demás herramientas, al mismo tiempo que las convulsiones y estallidos en sus pinturas, articulan su propuesta plástica. Sus rosados, morados, verdosos, azulados y amarillosos exclaman, en compases explosivos, un canto de liberación y de autonomía… de repente emergen, etéreas, figuras humanas de la oscuridad y ahí se quedan en silencio…la sinfonía multicolor prosigue con sus movimientos, con ese dinamismo imparable, con esos ritmos de luz y con una indescriptible armonía visual.
Adriana Cantoral



