Pablo Llana
Published by Adriana Cantoral,
La obra de Pablo Llana es una expresión plástica que critica a la cultura contemporánea (de masas) consumista, atiborrada de falso narcisismo tanto en el ámbito individual como en el colectivo. El artista retoma los postulados marxistas sobre el insaciable consumo durante el siglo XX y XXI, así como la sobreproducción de cualquier producto en cualquier parte del mundo custodiada por unos cuantos monopolios. El creador realza el consumismo que es igual en todas las clases sociales hasta el grado de desdibujarlas a la hora de comprar un refresco, una golosina, un chocolate o unas papas en la industria capitalista de la esquina. Al parecer, estamos inmersos en un sistema cerrado que nos obliga, como individuos, a concebir a la comida chatarra como el único alimento existente, abundante y global. En ese sentido, las fronteras de México y Estados Unidos se borran, puesto que de un lado y del otro se come lo mismo.
Para Pablo es alarmante y preocupante este acuerdo social que opera en todos los niveles económicos y culturales, ya que lleva un mensaje en el fondo; convertirnos en objetos que consumen a otros objetos. Si bien el autor reconoce una estructura capitalista globalizada actual, sin embargo, el objetivo de sus piezas se centra en hacernos reflexionar acerca de quiénes y cómo son los consumidores y cuál es su finalidad al consumir a través del anonimato del aluminio y el plástico que contienen a la comida basura. Se basa en esos residuos imperecederos que esconden a la muerte en dosis mínimas y controladas, y que conducen a los seres humanos a un narcisismo artificial. A partir de lo anterior, cuestiona las relaciones humanas permeadas por el desechismo, la banalidad y la frialdad con la que se arruga una envoltura y se tira. Su obra nos arroja a una sociedad hueca y devoradora de putrefacción. Asimismo, indaga en un falso narcisismo de las personas que buscan y rebuscan una nueva necesidad material para satisfacerse siempre y no hay mejor ejemplo de ello que lo que ingieren desesperadamente.
La acumulación desmedida en el cuerpo de azúcar, sal, grasa, carbohidratos, toxinas, entre otros ingredientes, nos habla de una alienación humana, más alejada del marxismo puro, en donde el hombre obeso se cosifica, pero sin perderse en la cadena infinita de productos, es decir, queda al servicio de la publicidad, la mercadotecnia y en última instancia de sus propios deseos. Pablo usa los envoltorios de la comida chatarra porque de ese modo refleja la subjetividad armada desde las apariencias carentes de valor, desde el fetichismo hacia lo consumido, desde la exaltación de cada ser humano respecto a su capacidad de consumo. En definitiva, hay una enorme fuerza placentera en el hecho de consumir que deja de lado la podredumbre que va implícita en el proceso. Yo consumo, tú consumes, todos consumimos.
Adriana Cantoral

Volumen
Envolturas de comida chatarra recicladas y comprimidas donadas por familias mexicanas y estadounidenses
35 cm x 35 cm
2016

Todos somos México
Envolturas de comida chatarra recicladas y donadas por familias mexicanas sobre tela
55 cm x 75 cm
2016

Detalle pieza "Todos somos México"

Plaga
Envolturas de comida chatarra recicladas y donadas por familias mexicanas
1 m x 55 cm
2016