Paulina Goff

La abstracción de Paulina Goff abarca desde los tonos neón y eléctricos hasta los cálidos y orgánicos. De tal manera, sus rosas fosforescentes exaltan a los turquesas, sus azules marinos acentúan a los blancos, sus verdes olivos intensifican a los naranjas rojizos y sus suaves rosas realzan a los brillantes dorados. Asimismo, llaman la atención las texturas que van dejando sus espátulas, tan trepidantes, al sacudir la materia pictórica y esparcirla sobre la tela. Parecen improntas de un sello de hule que se desliza por la superficie fresca, o bien, abundantes relieves de tonalidades, luces y sombras. Por lo tanto, ese dinamismo gestual de superposiciones de pintura, colores vibrantes, contrastes expresivos y volúmenes visuales le da a sus obras un carácter vivo.

De igual modo, esa claridad y oscuridad de la paleta, ese desvanecimiento y solidez del color, así como esa saturación y difuminación tonales, como un juego creativo, hacen de sus creaciones fascinantes abstracciones contemplativas. En ellas permanecemos indagando tanto en la densidad del óleo como en la versatilidad de los trazos. En ocasiones se asemejan a edificios vivaces en medio del caos citadino, otras, a paisajes accidentados, otras más, a mágicos atardeceres o amaneceres, y aún más, a hermosos mares, soleadas bahías, bellas flores, estéticos animales, radiantes nubes u ondulantes plantas. Cabe destacar que la reverberación está presente en todas sus composiciones, ya sea girando, formando ritmos o expandiéndose por doquier.

Por su parte, sus rostros abstractos en pasajes bíblicos como la última cena, la sagrada familia o las apariciones de la virgen María irradian espiritualidad y misticismo. En esas escenas, sus ligeras batutas de metal describen la gracia divina que rodea a Jesucristo, su madre, José y demás personajes. En cuanto a sus mujeres, de enigmáticas caras y vendajes, las pinta en acrílico acompañadas de una sensualidad particular y una feminidad misteriosa. Algunas de ellas nos observan, mientras que otras se ven a sí mismas. Sin duda, sus lienzos manifiestan un arte vivaz que se mueve por gamas abstractas para mostrar diferentes emociones y sentimientos. La mirada se nos pierde al verlos, pero se embelesa con la variedad de combinaciones, mezclas y contraposiciones.

Adriana Cantoral