Renata de la Peña
Published by Adriana Cantoral,
Las abstracciones de Renata de la Peña se nos presentan en completa armonía y plenitud, asimismo con una gama tonal que nos parece absoluta, es decir, como si ningún tono sobrara o faltara. Sus obras aluden a eclipses, astros o moléculas por medio de geometrías libres. De tal manera, sus círculos, rectángulos y triángulos son trazados con total soltura, al igual que sus bordados, sin ninguna precisión formal ni rigor matemático. Con sencillas composiciones, la artista consigue impregnar en nuestros pensamientos mensajes profundos, casi subliminales, acerca de dualidades, conceptos etéreos y nociones metafísicas. Es innegable, pues, que ese dejo espiritual en sus selectas tonalidades y figuras nos mueven la consciencia.
Sus piezas nos remiten a Hilma af Klint por la presencia de intuiciones visuales, así como de patrones universales. De igual modo, Renata plasma las figuras geométricas en su máximo esplendor estético, en una pureza tal, que resultan sumamente bellas. Aunque sus formas son pintadas en una sola dimensión, dan la impresión de estar superpuestas, debido a la riqueza de texturas de los soportes de lino y papel amate. Esos relieves de sus telas, aunados a paletas monocromáticas, o apenas variadas, hacen la combinación perfecta entre lo material y lo inmaterial, entre la materia y la forma y entre lo tangible y lo intangible. Sin duda, ese juego de contornos y siluetas duales nos revela distintas esencias del ser.
Por lo tanto, lo masculino y lo femenino, lo terrenal y lo celestial, la luz y la oscuridad, el microcosmos y el macrocosmos, entre otros aspectos de la existencia, se complementan, o más bien, se encuentran en cada uno de sus cuadros. Todos ellos representados como sencillos símbolos dispuestos en libertad sobre un fondo claro. Sus colores, tan estudiados y experimentados, aluden a un aire místico, vibrante y energético. A veces con una sola línea, o más, delgada o gruesa, o una esfera dorada se ordenan y movilizan el resto de los elementos, tal cual un sistema simple y continuo que es común en sus creaciones. Y así a diferentes tiempos las geometrías hallan su propio sentido.
Además de lo geométrico en su obra, están los hilos, aquellos conductos sutiles que al contacto con la superficie adquieren diversos movimientos y ritmos, a la vez que abren nuevos planos y dimensiones en la tela. Éstos describen las manos artesanas de los mexicanos, con sus talentos, sensibilidades, costumbres y tradiciones. En general, la autora se inspira en los rincones y esquinas de nuestro país. Desde el norte hasta el sur, desde el este hasta el oeste. México, entonces, está latente en cada trazo, pincelada, hilvanada y, en especial, en cada fibra y filamento que conforman sus lienzos.
Adriana Cantoral




