Rubén Ángeles Vázquez

La evocación arquitectónica y el influjo de la danza clásica en Rubén Ángeles persiste en sus obras dada su preocupación por el espacio, no obstante, no las condiciona. Existe una obsesión en el artista por solucionar los lugares que ocupa la pintura. Su intención es que el observador transite de un lado a otro sus cuadros que los circule libremente con un dinamismo lúdico. Otra fijación pictórica del autor es la pasión por el movimiento hacia todas direcciones.

Los gestos diagonales, la saturación de la materia, la paleta reducida y la impronta reticular de su trabajo lo perfilan como un exponente de lo meramente abstracto. Con todo, la línea de Rubén tiene protagonismo, puesto que es móvil y no permite lo estático. Hay un goce estético cada vez que el autor rompe las manchas sólidas y las fragmentar con cierta lógica.

El creador recalca algunos aspectos cromáticos y contornos acentuando su valor expresivo con trazos automatistas. Hay un dejo de tachismo e informalismo por la abstracción geométrica, los ritmos espontáneos y gruesos brochazos sobrepuestos. Para él lo primordial es el proceso pictórico más allá del contenido semántico.

Estamos ante un Arte hecho a mano en donde se experimenta con la forma del dibujo y con la densidad de la pintura. La labor de Rubén se inserta en el Neovanguardismo que se distingue por acrecentar el individualismo lejos de influir o cimbrar a la sociedad. No hay una búsqueda por transformar radicalmente el ámbito plástico.

En todo caso, desde los años ochenta existe un eclecticismo válido por donde se le mire. Muchos de los creadores contemporáneos oscilan por distintas épocas y estilos artísticos apropiándose de cualquier referencia a su gusto. Tal es el caso de Rubén, un transvanguardista, nostálgico de aquellas primeras corrientes del siglo XX que determinaron de manera tajante el rumbo del Arte para siempre.

Aún más, podría decirse que Rubén forma parte de la llamada “Metavanguardia" la cual no es un movimiento artístico ni una corriente estética, más bien, una tendencia existencial que asume la dimensión y alcance del Arte actual. La “Metavanguardia" proyecta la apertura y el pluralismo, asimismo se aferra al presente como el único espacio en donde se ejerce lo auténtico.

El lenguaje abstraído de Rubén posee una grandiosa fuerza y una paleta de interesantes y hábiles contrastes. Parecieran haber procesos internos violentos y convulsos desencadenados por los colores de la composición. Él arriesga y pone de manifiesto lo matérico por sobre todos los demás elementos del lienzo como si eso fuese la única realidad.
Adriana Cantoral