Samuel Meléndrez Bayardo
Published by Adriana Cantoral,
Surrealismos sin agitaciones – mesurados -, atmósferas inciertas, escenas de sueños, planos metafísicos y soledades íntimas se manifiestan en las arquitecturas urbanas, espacios habitacionales, cuartos interiores y sitios no habitados de los lienzos de Samuel Meléndrez Bayardo. El artista mira desde dentro de escaleras, salas, ventanas, balcones y azoteas las noches del tiempo, asimismo, observa fuertes rayos de luz que invaden el suelo, no obstante la inminente oscuridad de fondo. Se percata de las presencias engañosas, de las ausencias desoladoras y de la rigidez de las sombras alrededor de los anuncios, letreros, edificios y fachadas. De tal modo, su arte nos hace pensar en escenarios oníricos, antropologías de ciertos paisajes y vistas de la ciudad, fenomenologías precisas de la urbe, así como reflexiones en torno a lo doméstico y lo público.
Con agudeza, el pintor describe en sus telas extrañas emociones, fantasmas pretéritos, infancias remotas y añoradas, perspectivas inusuales de lugares, luminosidades grises, blancas o azules, al igual que ambientes que nos remiten a estados de consciencia oscuros, confusos, callados, voyeristas, algo dramáticos, siniestros y mitigados. Samuel pinta lo misterioso de la metrópoli, visto hacia o desde los altos pisos; con sus experiencias vitales, sus imaginarios, sus memorias endurecidas, sus transcursos a destiempo, sus silencios anacrónicos, sus elegantes esculturas, sus estéticas citadinas y su contrastante dialéctica de penumbras y claridades en el horizonte. Sin duda, lo puramente bello y surreal permea en sus muros, patios, juguetes, cosas comunes y corrientes, a la vez que en sus prendas sensuales, imágenes sexuales explícitas y referentes eróticos.
Adriana Cantoral




