Sandra Correa

Sandra Correa es una artista visual abocada tanto a la pintura como a la fotografía. En sus imágenes, capturadas por la lente, podemos apreciar rincones arquitectónicos, niños, luces cálidas, claroscuros suaves, siluetas lejanas, personajes comunes, momentos íntimos, etcétera. Cabe destacar que, en general, sus tomas son bastante naturales, ya que más que preocuparse por el colorido, el brillo o la saturación, le interesa resaltar a las personas, las situaciones y las atmósferas que las rodean. Por ello, hay un dejo de intencionalidad periodística en cada una de sus instantáneas. Asimismo, éstas nos introducen en los pensamientos de sus protagonistas, en la cotidianeidad de sus vidas y en la naturalidad con la que afrontan sus circunstancias.
No hay una pretensión por impactar con sus fotografías. Sandra, simplemente, busca atrapar con su cámara aquellos sucesos que a primera vista nos parecen insignificantes, pero reconocibles y casi familiares con un aire muy casual, tales como el centro histórico de un pueblo, el atardecer en la playa, discretas embarcaciones, un sigiloso tren europeo, una pequeña ola estallando entre las rocas y la arena, un balcón a la orilla del mar, una puerta cerrada, objetos colgados, templos religiosos, escenas naturales donde resuena un componente antropológico, entre otros. Por lo tanto, sus obras conllevan una connotación de trascendencia y fungen como pretextos para reflexionar sobre el ser.
Tanta sencillez visual y realismo fotográfico provocan en sus creaciones una estética de sinceridad. Como correlato, lo mismo ocurre con sus piezas figurativas, pues elefantes, caballos y toros se nos presentan con la ingenuidad animal que los caracteriza. No obstante, en sus telas sí echa mano de otros recursos plásticos como el dibujo estilizado, el contraste de trazos oscuros con pinceladas acuosas, al igual que el uso de tonos que tienden a la seriedad, a la antigüedad y la dramatización. También se divierte con la mezcla de diversos elementos como manchas de pintura, frases etéreas, cosas del día a día, así como fondos con toda clase de textos impresos, partituras y publicaciones de antaño.
En cuanto a sus colores, llaman la atención los negros, blancos y sepias, sin embargo, en sus abstracciones incorpora azules, rojos, amarillos y sus mutuas combinaciones. Hay un toque psicológico en esas composiciones, debido a la disposición de las formas, figuras, luces y sombras. De alguna manera, simbolizan o materializan la psique humana, con sus vericuetos, entramados, relieves, accidentes y contornos. Por ende, sus cuadros versan acerca de las aflicciones humanas como el tiempo, lo innombrable, lo intangible, lo inmaterial y lo espiritual, a la vez que lo palpable de las expresiones de sentimientos y emociones, la sensibilidad por la existencia misma y la manifestación de los pensamientos. Sin duda, su arte nace desde su ser personal.
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Adriana Cantoral