Victoria Molina
Published by Adriana Cantoral,
Las mujeres de Victoria Molina son auténticamente hechas a mano, ya que la pintora las imagina, boceta, diseña y construye detalle a detalle. Para ello recurre a miles de recortes de revistas que, uno a uno, van formando el rostro, las facciones y la naturaleza que las acompaña. Ese tipo de collage, muy minucioso, brinda a los personajes femeninos unos gestos, texturas, luces, sombras y expresiones únicas. De ese modo, en sus creaciones figurativas, la artista representa la encarnación femenina en Arte, es decir, enaltece a la mujer a la par de una obra de arte; con una esmerada belleza, una exquisita sensualidad y una cuidada estética.
Asimismo, la conjunción de lo femenino con lo natural o más bien, la feminidad al natural apunta a una concepción universal de la fémina. De tal suerte, en los cuadros de la autora la vida florece en coloridas vegetaciones que germinan de ideales femeninos. En otras palabras, las armónicas plantas, flores y frutos se arraigan a la madre tierra que cada mujer lleva dentro de sí. Esa fertilidad femenina se manifiesta en colibríes; con finos plumajes, en cactáceas; con ricos colores, en suculentas; con hermosos contornos y demás especies que dotan de un poder especial a sus portadoras. Sin duda, lo bello, lo pleno y lo vivo coinciden en ellas, tal cual diosas terrestres; divinidades de los desiertos y las montañas de México.
La mujer como paisaje es también otra temática en sus pinturas, pues observamos su piel abundante en relieves, accidentes, líneas, formas, volúmenes, profundidades y espacios. De la misma manera, sus rasgos faciales, cuerpos y posturas obedecen a ese llamado de la tierra con la presencia de elementos orgánicos y naturales. Caben destacar los ojos, como valles floridos o agua de mar, que a veces nos miran fijamente con neutralidad, mientras que en otras ocasiones nos evaden. De cualquier forma, esos fragmentos y trozos de papel con los que conforma caras nos recuerdan a luminosas pinceladas impresionistas, dinámicos mosaicos expresionistas o quizás, delicadas plumas configuradas en libertad.
Adriana Cantoral




