José Luis Vázquez. Intimidad familiar.

La sencillez de la intimidad, con un aire de silencio, en la obra de José Luis Vázquez, alude a momentos familiares transcurridos en su natal Morelos. Estas atmósferas privadas en las que deja al descubierto la crianza, el descanso, a la pareja, las comidas, el esparcimiento o las pláticas hogareñas, nos invitan a adentrarnos en el seno familiar. Según la filósofa Cristina Molina Petit se puede ser en la casa especialmente si se trata de mujeres, como es el caso de las pinturas del artista, en las que el ámbito doméstico femenino está latente. Abuelas, madres, hermanas, hijas y nietas estelarizan los lienzos del autor, quien nos revela la esencia de las costumbres familiares, más allá de los rostros y las personalidades.
Pero no todo en sus cuadros hace referencia a la feminidad, sino que también la masculinidad está presente atestiguando y siendo contraparte de la mujer. En algunas escenas cataliza o amortigua el legendario matriarcado, mientras que en otras agrega virilidad a la situación. Antropológicamente, el hombre añade, desde fuera, aquello que se vive en el exterior del hogar y lo complementa con el complejo entramado interior femenino. José Luis Vázquez retrata, sin duda, la misteriosa naturaleza de la hembra, de su ser en su espacio, al igual que la de su acompañante, el varón. En sus telas apreciamos el hermetismo contenido, casi monocromático, de los personajes domésticos que habitan, una y otra vez, generación tras generación, la misma morada.
Ahora bien, la siguiente frase de Paul Cézanne: "La lectura del modelo y su realización son a veces cosas que tardan en llegar" concuerda con el trabajo del creador. El primero, se refiere a la estrecha relación entre el objeto pictórico y su correlato visual, es decir, que cada modelo real debe ser desenmarañado por el pintor. Asimismo, para el francés, sus creaciones son sensaciones coloreadas, por lo tanto, la pureza de su arte radica en el modelo no explícito. De tal modo, las pinceladas de José Luis Vázquez describen a sus referentes, más no los imitan, simplemente captan la intencionalidad de su ser y se mezclan con su experiencia respecto de ellos. En ese sentido, se trata de la intimidad familiar y de los arquetipos tanto femeninos como masculinos que marcaron su infancia.
Por su parte, Luis Antonio Cifuentes en "Cézanne y el pensamiento inmanente" afirma que la pintura vive en las cosas cuando revela la visión que el pintor posee desde adentro de ellas. En otras palabras, el artista plasma, gracias al color, su percepción inmanente de la realidad y, de tal suerte, Cézanne aporta su vislumbramiento de lo real cuando razona pictóricamente el mundo. Es así como nuestro autor, excelente y sensible observador, conjuga el aprendizaje de lo visible, de lo natural, del cuerpo de la pintura, de la paleta cromática, de lo interpretado y en especial, de sus anécdotas e impresiones familiares vividas en intimidad con su talento.
Adriana Cantoral