Pilar Ostolaza
Published by Adriana Cantoral,
Las acuarelas de Pilar Ostolaza retratan desde sencillas escenas de la vida cotidiana, familiar y costumbrista, ahondando en personajes conocidos, escenarios campiranos y pueblerinos, a la vez que tradiciones tanto españolas como mexicanas, autorretratos, curiosas caricaturas, dibujos al estilo de historieta, hasta interesantes abstracciones expresionistas complementadas con óleo. De esa forma, en la intimidad de su pincel, la autora nos lleva por sitios pintorescos, suspendidos en el espacio y en el tiempo, compuestos por fachadas, puertas, ventanas y calles rústicas, de antaño, llenas de emotivas tonalidades. Sin duda, esas piezas nos remontan a atmósferas nostálgicas, brumosas y disipadas en donde el trabajo con la mancha y el cauce del pigmento líquido fluyen hacia penetrantes paletas de color.
Por su parte, en sus alusiones quijotescas, de estéticos seres taurinos y ecuestres, apreciamos trazos cada vez más agudos y estilizados, como si fueran extraídos de las más finas ilustraciones en tinta, inclusive con aires lúdicos. Asimismo, la riqueza de sus colores y la calidez de sus tonos acompañan los armónicos movimientos corporales de toros y caballos. Se nos presentan como animales fantásticos, de poder o ancestrales, de mirada fascinante, conformados de pinceladas sencillas y suaves, en las que logra reflejar la luz colorida del agua respetando siempre su mágico resplandor. Es pues innegable que la artista maneja un líquido vivo, dinámico y sensible que le permite expresar una versatilidad absoluta en sus composiciones.
Admiradora profunda de El Greco, Velázquez, Goya, Sorolla, Dalí, Picasso, entre otros, los celebra con homenajes a algunas de sus obras maestras o retratos. Cabe mencionar que la pintora es consciente de que la sensibilidad del agua es imposible de dominar o controlar, por eso se deja fluir con el material acuoso, dialoga con su humedad, con su proceso de secado y con su gestualidad característica obteniendo así formidables luces, sombras, volúmenes y veladuras. De alguna manera lo mismo le sucede con el óleo, pues éste la conduce por espátulas que se abstraen en expresivos y densos coloridos sobre la tela, en fuertes tramas de líneas rectas y en azarosas mezclas de trazados orgánicos.
Por lo tanto, sus piezas dan rienda suelta y sacuden tanto a su imaginación y creatividad como a su emoción y sentimiento. Ya sea con agua o aceite, Pilar Ostolaza consigue liberar ese ímpetu interno, esa pasión irrefrenable, esa estampida de sensaciones, insaciables, que necesitan constantemente de nuevas formas, texturas y elementos para materializarse. Su arte es denso en el óleo, pero liviano en la acuarela; cromático y traslúcido, conciso y nuboso, matérico y vaporoso y, especialmente, ni del todo abstracto, ni del todo figurativo como tampoco ni geométrico, ni orgánico, más bien es la combinación total de lo anterior.
Adriana Cantoral