Rafael Rodríguez

Fotografiar aves en estado silvestre es para Rafael Rodríguez una invitación para tomar consciencia sobre su extraordinaria belleza y delicadeza. El fotógrafo pasa horas al aire libre buscándolas, caminando a través de intrincados terrenos y recorriendo bosques, selvas bajas y desiertos. Con la pasión de un biólogo las distingue entre el paisaje, con la vocación de un zoólogo las documenta y con la sensibilidad de un artista captura su ser desde un enfoque estético. Su facilidad para localizarlas en los follajes le permite hacer tomas muy íntimas de éstas, ya sea cazando, comiendo, brincando, jugando, reposando, cantando o defendiendo su territorio. Algunas se hallan sobre las puntas de cactáceas, otras en las ramas de los árboles, en el agua o en pleno vuelo, pero todas con su particular expresión, a veces tierna y regordeta, otras estilizada y elegante, quizás aguerrida con el rostro tenso, o simplemente quieta.
En cualquier caso, con rasgos característicos, tales como copetes simpáticos, coronas iluminadas, antifaces y cejas llamativos, picos de diversos grosores y tamaños, collares oscuros, gargantas encendidas, pechos relucientes, patas cortas o largas y plumajes multicolores, estos animales cautivan la lente del autor. Tras aguardar en el campo durante las primeras horas del amanecer, escuchando la música de trinos y graznidos, se oye de repente un aleteo aproximarse desde lo lejos, un crujir de las ramas o algún movimiento de las hojas que le revelan la presencia de un ser alado. Es justo ese momento tan esperado para inmortalizarlo. Y así, de los ejemplares que ha captado su cámara destacan colibríes, gavilanes, aguilillas, chipes, carpinteros y calandrias.
Su labor fotográfica va mucho más allá del mero registro en sitio y de lo que observa en la jornada, pues aplaude y celebra las odiseas que realizan las especies migratorias desde sus lugares de origen en el norte del continente hasta su destino en territorios mexicanos y países vecinos del sur. Del mismo modo, homenajea la fuerza que poseen para permanecer en el aire. Rinde tributo a la sorprendente agudeza visual, agilidad, magnificencia y ferocidad con la que las rapaces atrapan velozmente a sus presas cayendo desde lo alto. Se deleita con sus entonaciones naturales, con sus hábitos de apareamiento, anidación y crianza. En fin, sus fotografías nos hablan de verdaderos héroes emplumados, del legado de sus gigantescos ancestros prehistóricos, de su peculiar fisiología, de su importancia y repercusión en la historia del planeta, a la par de la relevancia que ocupa México en cuanto a biodiversidad de aves se refiere. Conocerlas, protegerlas y conservarlas nos atañe a todos.
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Adriana Cantoral

Zafiro orejas blancas

Cernícalo americano

Papamoscas cardenalito

Cuclillo canelo

Colibrí opaco