Roxana Albanese

Las abstracciones de Roxana Albanese poseen múltiples sentidos estéticos, los cuales se guían por colores selectos y patrones visuales estudiados. De tal manera, la artista elige paletas concisas que, no obstante su sencillez, le permiten expresar la impetuosidad y solidez de lo abstracto. Apenas unas pasadas de pintura con su contundente brocha son más que suficientes. Ciertamente, hay un carácter elegante, y un tanto minimalista, en sus piezas que impregna de gestualidades simples y trazos bellos el sitio que habitan. De hecho, la autora concibe al espacio, a la obra y al espectador como una triada inseparable, en constante diálogo e interacción.

Lo orgánico y lo natural se manifiestan en sus telas por medio de beiges, ocres, tierras, bronces y cobres. La personalidad de sus creaciones nos hace pensar en minerales, rocas, lugares cálidos y paisajes desérticos. A veces con un solo tono muy oscuro explora ricas formas de árboles, plantas, hojas, mares, olas, bahías, especies marinas, así como líneas rectas negras y relieves blancos. Éstos últimos se extienden como sutiles lienzos sobre el soporte, cuales vendajes o planos repletos de texturas y accidentes. Asimismo, en ocasiones la pintora se interna en composiciones puramente expresionistas abstractas que gozan de dinámicas y llamativas improntas coloridas, al igual que de interesantes mezclas y combinaciones tonales.

Lo urbano también está latente en sus cuadros, pues con el acero de la espátula recrea vistas citadinas de su natal Argentina. Plasma el color de sus calles, las figuras de edificios y los panoramas callejeros más emblemáticos. La sensibilidad para con las luces, sombras, contrastes y perspectivas es evidente. Por otro lado, en sus collages de materiales naturales e industriales, con pocos elementos, logra grandes hazañas pictóricas en plateados, cobrizos, dorados y pasteles claros. Aún más, nos remontan a atmósferas y escenarios vintage, retro, que han superado el paso del tiempo embelleciéndose con ese inevitable desgaste y envejecimiento. Capas y capas de pintura accidentadas, erosionadas, maltratadas, raspadas, texturizadas y ásperas dan cuenta de ello.

Sin duda, aunque de repente su pincel se incline hacia la figuración del rostro humano, con sus gestos y emociones, lo suyo es la abstracción. Un estilo que, para la creadora, nos transmite estados desde confusión mental, desorden y caos hasta armonía, belleza, mesura y atemporalidad. Su arte nos invita a estar inmersos en la pausa, en uno mismo, en la serenidad, en la transformación pacífica del ser, en la intimidad, en la sensualidad, en la sofisticación, en el buen gusto y, en especial, muy cerca de lo monocromático, tal como a la antigua usanza de filosofías orientales.

Adriana Cantoral